Ibagué — (Capital musical de Colombia) es la capital del Departamento de Tolima (ColombiaTolima es uno de los 32 departamentos de Colombia, situado en la región Andina, en el centro-occidente del país. Tolima, palabra que viene de Tolaima, que quiere decir nube en el lenguaje Karib. Al llegar a Ibagué se tiene la sensación de estar en una ciudad construida hace pocos decenios. No quedan elementos visuales que nos revelen su pasado, y lo mismo ocurre con la zona rural aledaña. En vez de las casonas de las antiguas haciendas que existieron en la región, se observan sólo construcciones relativamente nuevas, rodeadas de cultivos mecanizados que alcanzan una de las más altas productividades en el país debido a las condiciones óptimas del microclima. Pero en realidad Ibagué tiene más de cuatrocientos años. A mediados del siglo XVI el descubrimiento del oro y la plata que había al otro lado del Río Grande de la Magdalena y la necesidad de abrir una vía entre las villas de Tocaima y Cartago, para comunicar a Santafé con Popayán y Quito, hacen que la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada decida pacificar el valle de las Lanzas, habitado por los pijaos, temibles guerreros descritos por don Juan de Castellanos como:Selváticos, caribes, atrevidostodos en general y en tanto gradoque muertos pueden ser,mas no rendidosa condición de servil estado.El Tolima fue creado jurídicamente por medio de la Ley número 01 de 1908 la cual fija sus limites territoriales. El territorio estuvo habitado muchos años, antes de la llegada de Cristóbal Colón al continente, por razas aguerridas de origen caribe apellidadas por los españoles ‘Los Pijaos’,»: Corrupción del vocablo «pingo» por presentarse desnudos. Así afirmó el Cronista de la Conquista, Fray Lucas Fernández, en su libro Compendio de la Historia de Ibagué y del Tolima. esos pijaos comprendían las tribus o parcialidades putimaes, yalcones, pantágoras, guarinoes y marquetones, entre las cuales sobresalían los Panches. Sin embargo la zona comprendida entre Anserma, Toche, Cocora e Ibagué, estaba poblada por descendientes de la raza Quimbaya, diferente a Los Píjaos.El Tolima goza de una cantidad de leyendas y vida folclórica que le han dado merecida fama literaria. Al final de la época de la Colonia se inició su florecimiento cultural, con la iniciación de la Real Expedición Botánica, dirigida por El Sabio José Celestino Mutis. Y en los albores de la República la presencia de poetas, artistas, pintores, músicos afamados y escritores como Jorge Isaac, José Eustasio Rivera, Emiro Kastos y Diego Fallan, que convirtieron al Departamento en un prestigioso Centro Cultural.En las esferas políticas el Tolima ha tenido varios presidentes de la República, como: Manuel Murillo Toro, Abadia Méndez, Alfonso López Pumarejo y Darío Echandía. El Tolima posee una marcada diversidad cultural, que se evidencia en las diferencias de costumbres. El norte es de ancestros paisas, el sur predomina la cultura opita y el centro está penetrado por diferentes etnias.
IBAGUE Y SU HISTORIA
La Real Audiencia encargó don Andrés López de Galarza, de capitanear una expedición contra los pantágoras y fundar una ciudad. En esa expedición iba el Capitán Coello, quien se ahogó en el río al que dio su nombre. También formaban parte de la expedición Melchor Valdés y Bartolomé Talaverano.Los expedicionarios fundaron a orillas de la quebrada Bermellón y del río Anaime, el 14 de octubre de 1550, una población, a la cual dieron el nombre de San Bonifacio de Ibagué.Ubicada inicialmente en donde hoy es Cajamarca,En 1551 a Ibague,la atacaron los indios pijaos, y por eso hubo que trasladarla al valle de Las Lanzas en su actual asiento, donde se levantó inmediatamente una capilla pajiza en el lugar que ocupa la catedral de hoy.Este valle de las lanzas, Inicialmente fué asentamiento de familias indígenas con gran jerarquía come Combeima, quien ya anciano le deja el poder a su hijo Ibagué, muy a disgusto para su otro hijo, el temible cacique Calarca.Cuenta la historia que «Combeima fue el Ultimo hijo de la familia del Cacique Ambeima, hijo de lbaima, de donde se origino el nombre Ibagué.Sea cual fuere la versión acertada del nombre de Ibagué, esta hermosa ciudad está hoy de fiesta y aún continua bordeada por el rió Combeima, antaño llamado Cutucumay que significa «rió del oro puro», y es la capital del Tolima,Lo cierto es que el cacique Ibagué procuró la pacífica convivencia con los blancos, al punto que lo calificaron de indigno para seguir en su cargo, porque no solo fué amable con ellos sino que ademas se casó con una mujer blanca, una gitana llamada Osiris, siendo la peor ofensa para su pueblo y adoptó el nombre de BaltazarDe acuerdo con las investigaciones adelantadas por el Cronista de la Conquista, Fray Lucas Fernández, Ibagué es prolungación Quimbaya. La provincia de los Quimbayas yace entre las ciudades de Ibagué y Santa Ana de Anserma. Los Quimbayas vivían en las extensas zonas aledañas a Ibagué y no los Pijaos como se venia creyendo
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Los Pijaos, de raza Caribe, dominaban el sur del departamento, haciendo frontera con el rió Guatiporí o Coello, habitando lo que hoy es Rovira, Ortega, Guamo, entre otros municipios. Y estos indígenas arrasaron con los Quimbayas que habitaban en Cajamarca, donde se ubico inicialmente a Ibagué. En 1557 Ibagué fue declarada Estado de esclavitud para los indios y en 1559 se le otorgo el titulo de ciudad.Los primeros Alcaldes nombrados fueron el Capitán Juan Cretón y Francisco Trejo Alguacil Mayor, Pedro Gallegos; Regidores, Juan de Mendoza Arteaga, Pedro de Salcedo, Domingo Coello, Gaspar de Tavera y Miguel Oviedo; Escribano, Francisco Iñiguez.
El Padre Zamora dice que en con tiempo se descubrió en el territorio de Ibagué una mina de azogue, la cual fue registrada en los libros reales. Ibagué es además catalogada como una ciudad de paso porque la explotación de sus cerros, ricos en oro, plata, cobre y amatista decayó rápidamente.consolidándose como lugar de itinerantes en donde la gente no se quedaba; arribo y partida de viajeros y mercaderistas.Durante el resto del siglo y el siguiente, la villa adquirió el carácter de sitio de paso, donde, según Carlos Eduardo Jaramillo, «los blasones de la nobleza ibérica pasaron de largo, a hombro de indio, a lomo de mula, para echar raíces en otros lugares» En consecuencia, su crecimiento fue muy lento y muy poco pomposo.
El colegio San Simón en fondo a la derecha donde hoy queda el Banco de la Republica,Antiguamente quedaba el convento de la orden de los dominicanos
En el viaje que hizo en 1565 el Presidente de la Real Audiencia Venero de Leiva, resolvió fundar, de acuerdo con el Vicario General de los Dominicos, fray Andrés de Santo Tomás, un convento de la Orden en la nueva población, y se levantó el primer edificio,que despues fué el colegio San Simón. en ese lote actualmente está construido el Banco de la República.En 1602 cayeron los pijaos sobre Ibagué y asaltaron el hato del Alcalde Gaspar Rodríguez. Con este motivo los Dominicanos convocaron a la Audiencia diciéndole que si no enviaba fuerzas suficientes para defenderlos, abandonaban el convento. En 1604 volvieron los pijaos y destruyeron las estancias del Capitán Lorenzana. Para castigar estas depredaciones se ordenó al Capitán Pedro de Herrera que se pusiera a la cabeza de las fuerzas de Tocaima e Ibagué, y el Gobernador de Popayán, dispuso que su hijo don Pedro de Mendoza y su sobrino don Jerónimo de Figueroa se pusieran al frente de las fuerzas de Cartago y obraran de acuerdo con el Capitán Herrera. A Mendoza y Figueroa los asaltaron los indios entre Buga y Cartago, y les cortaron las cabezas. Esas expediciones no dieron mayor resultado, porque los indios se habían internado en, la Cordillera después de destruir las sementeras, y por eso el Presidente del Nuevo Reino, don Juan de Borja, tuvo que ponerse a la cabeza de un verdadero ejército y salir en campaña
contra los pijaos, a los cuales logró vencer en Chaparral. Combate en que murió Calarcá, jefe de los indios. El triunfo del Presidente don Juan de Borja sobre los pijaos y la muerte de Calarcá, atravesado por una lanza por el indio Baltasar, fue celebrada en la iglesia del Rosario en Ibagué con Te Deum, y la lanza se conservó por muchos años en el arco toral de la iglesia.El 19 de julio de 1606 volvieron los indios a atacar la ciudad, e incendiaron más de sesenta casas. las Hermitas da Santa Lucía y el Humilladero, las cuales no se reconstruyeron.En aquel tiempo dependían de Ibagué estos pueblos de indios, según el Cosmógrafo Mayor de Indias, don Juan López de Velasco: Anaima, Oyaima, Doima, Combeima, Enaima, Chinagataima, Matagaima, Buelna, Itandaima, Biracacaima, Mataima, Yago, Chumba, Tolima y Biracaima.
De estos nombres se conservan la mayor parte, pero algunos de ellos adulterados.Felipe II dio a Ibagué el título de ciudad y se concedió escudo de armas. En tiempo del Virrey Góngora. se conocían las minas de cinabrio, y él comisiono al sabio Mutis para que las reconociera.Durante la colonia, en la región tuvieron preeminencia Mariquita, por sus minas de oro y plata y por su clima, y Honda, por ser el punto de partida del camino que se usó durante más de dos siglos para subir a Santafé y a otros poblados.
Antigua Calle del Comercio La iglesia Catedral actual ocupa el mismo lugar en que se construyó en 1551 la capilla de murrapo y tapia pisada, en donde los conquistadores celebraron la primera misa, en capilla.En 1551 dicha iglesia, sufrió en dos ocasiones su destrucción por un rayo y luego por un terremoto. Ya en el año de 1800 se reconstruyó y ha tenido varias reformas hasta la de hoy, que es orgullo de la ciudad y la Catedral Metropolitana del Tolima.En el año de 1722 se terminó el convento de los Dominicos, y en 1822 funcionó allí el colegio de San Simón, en donde hoy está edificado el Banco de la República que fuera fundado por el general Francisco de Paula Santander en 1822.En 1733 don Jacinto de Buenaventura, en la esquina siguiente a la casa parroquial construyó las primeras casas con techo de teja y de barro, y en 1603 tres casas amplias con grandes solares y tapias donde en muchas veces se refugiaron los habitantes para defenderse de los Pijaos.
En 1750 se construyó la casa para el cabildo y la cárcel de dos plantas, con pisos entablados y allí funcionaba también la Alcaldía. Allí se edificó nuevamente lo que llamamos el Edificio Nacional donde funcionó el correo y las oficinas de la Contraloría Nacional, en donde se pagan impuestos nacionales y se entregan las declaraciones de renta. Allí fue donde se convocó el Congreso de las provincias unidas de la Nueva Granada presidido por Camilo Torres, denominado «el verbo de la revolución».Entre 1857 y 1887, con el caos político imperante, se agudizaron las pugnas de los centros urbanos más prósperos de turno por ser la sede del gobierno estatal.Durante estos treinta años Natagaima, Purificación, Guamo, Ibagué y Honda llegaron a ser capitales.en 1780 vino a Ibagué con fuerzas el Jefe de los comuneros, José Antonio Galán, y los vecinos secundaron el movimiento en 1812 se reunieron, con el propósito de formar congreso, algunos diputados que no estaban de acuerdo con las ideas contratistas que primaban a en Bogotá.En el año de 1854 sirvió de despacho al presidente José de Obaldía y varios ministros.
El famoso palo de mango que aún existe, sembrado en 1861.En el lugar donde hoy funciona el despacho parroquial de la Catedral, esquina de la Plaza de Bolívar era la casa de Arcos. Allí se alojó nuestro libertador Simón Bolívar. En la calle 10, denominada la calle Real de la ciudad, nació el coronel José María Vega, héroe de la independencia.Existieron en la ciudad dos hermitas, la de Santa Lucía situada en la calle Séptima con carrera Segunda, para cuyo sostenimiento los indios yacones y ambalaes cedieron gratuitamente sus terrenos, situados abajo de El Salado, cerca al Hato de Chucuní, que tenía una hermosa capilla privada donde celebraron sus bodas matrimoniales con gran solemnidad las familias de los Rengifo, los Varón y los Ramírez.Hubo en la ciudad otra hermita, robándose sus campanas y otros enseres, fue destruida por los Pijaos en 1592.El primer comentario, propiedad de la curia, funcionó en el lugar donde hoy está situada la Clínica Tolima. Cuando se trasladó al lugar que hoy ocupan las instalaciones de la Policía Nacional, se construyó el hospital San Rafael.Existieron en la ciudad dos hermitas, la de Santa Lucía situada en la calle Séptima con carrera Segunda, para cuyo sostenimiento los indios Yacones y Ambalaes cedieron gratuitamente sus terrenos, situados abajo de El Salado, cerca al Hato de Chucuní, que tenía una hermosa capilla privada donde celebraron sus bodas matrimoniales con gran solemnidad las familias de los Rengifo, los Varón y los Ramírez.En la Plaza de Bolívar existió la construcción de un gran edificio, propiedad de la curia en donde se instaló el seminario San Joaquín y donde funcionó el colegio de la familia Maz, donde se educaron la mayoría de los niños de la época.
Ibagué tomó la delantera solamente a partir de la década de 1880, cuando aumenta su población debido a las migraciones causadas por la Regeneración, por la expansión de la colonización antioqueña salida del Gran Caldas y por el atractivo auge minero que se dio en la periferia montañosa. Se activa su economía y en 1887 es declarada capital del Tolima Grande y en 1903 del actual Tolima y sede del gobierno eclesiástico. Entre 1876 y 1938 da el primer salto brusco en su crecimiento demográfico e inicia su transformación de villa a ciudad
El siguiente incremento notable de población ocurre a mediados del presente siglo con el éxodo campesino que provocó la violencia política, vivida con especial intensidad en la región. La población de los centros urbanos del departamento del Tolima pasó de ser el 29,5% en 1951 a ser el 51,3% en 1973. Ibagué, por su parte, tuvo su tasa de crecimiento demográfica más alta entre 1951 y 1964Se construyen nuevos barrios en los suburbios: unos arborizados y de arquitectura moderna, para los más adinerados; otros de edificaciones sencillas, donde se instalan los recién llegados más pobres.Una monografía sobre la ciudad con motivo de su cuarto centenario comentó entonces: «Las calles de Ibagué están librando también, como todas las fuerzas vivas de la ciudad, su campaña de modernización y urbanismo»Se vive un afán de cambiar rápidamente de aspecto. Los nuevos edificios, de formas simples y amplios ventanales, reemplazan las viejas construcciones, dándole a la ciudad «el aspecto a que tiene derecho a aspirar como capital del departamento»Tal vez la movilidad que han experimentado sus residentes influye en la falta de interés que la ciudad ha tenido por su propia historia. Emigraron sus primeros encomenderos y en el siglo pasado, con las vicisitudes de la emancipación y las guerras civiles, entraron unos y salieron otros. En este siglo, en los decenios del veinte y del treinta, se reanuda el éxodo de las principales familias a Bogotá. En Ibagué, a diferencia de otras ciudades en el país, antes de 1950 no se publicaron álbumes o libros ilustrados que captaran su aspecto, ni tampoco hubo cronistas propiamente dichosApenas en 1950, con motivo de los cuatrocientos años, se edita una monografía ilustrada, con el título de Ibagué 1550-1950. Una de las memorias del Ibagué de la primera mitad del siglo que se conservan son los testimonios de los pocos fotógrafos que retrataron su paisaje urbano y sus gentes.LOS FOTOGRAFOS Y LA MEMORIA VISUALLa Biblioteca Darío Echandía, del Banco de la República en Ibagué, está organizando una exposición de fotografías titulada Ibagué ayer y hoy. Comprende noventa fotografías de la ciudad, de 1910 a 1950, contrastadas con una serie de fotografías de Alberto Suárez sobre el Ibagué actual que tiende a desaparecer y otras sobre la ciudad moderna. La mayoría de las fotos viejas provienen de la colección de 102 negativos de Daniel Camacho Ponce, recientemente adquirida por la biblioteca para su centro de documentación regional. Dicha colección incluye negativos que muestran la ciudad en los dos primeros decenios del siglo, comprados por él a otros colegas y una parte de su propio archivo.Daniel Camacho Ponce se menciona en el libro Historia de la fotografla en Colombia del Museo de Arte Moderno de Bogotá. Nació en Bogotá en 1907 y estuvo activo como fotógrafo en Ibagué desde los años veinte. En 1925 abre el estudio Foto Camacho con su cuñado, Manuel de J. Morales. Permanecen juntos hasta 1940, cuando se separan para abrir Camacho la Foto Luz, y su cuñado la Foto Morales, ambas existentes hoy. Trabajó para Cromos, El Tiempo y El Espectador, entre otras publicaciones, y dejó el más completo registro gráfico de la ciudad. En 1983 la compañía de Walter Rothlisberger, «en homenaje a Ibagué y sus valores artísticos», publicó 150 carpetas tituladas Historia gráfica de Ibagué, con diez fotografías suyas ampliadas a 20 x 25 centímetros.Los fotógrafos anteriores, de quienes Daniel Camacho adquirió unos cuantos negativos, fueron Pedro Angulo y José Miguel Alfonso, los más antiguos identificados hasta ahora. Fue él quien retrató la feria y el mercado de toldos en la plaza de Bolívar en la década de 1910. Después abandonó la fotografía.Estuvo también Segundo Tamayo, quien tuvo su estudio, Foto Tamayo, en la carrera 3a. con la calle 13, hasta 1927, cuando se fue para Cali 8.Aparte de la colección de Daniel Camacho, la biblioteca ha adquirido otras fotografías. Unas del fotógrafo itinerante Manuel García de Pereira, otras del archivo de Darío Echandía, donde aparece al lado de diversas personalidades políticas en Bogotá y en sus viajes a Roma, y por último una serie —de los años cincuenta— de bautizos, primeras comuniones y reinados de provincia. Para la exposición en la Biblioteca Darío Echandía se obtuvieron en préstamo algunas fotografías reunidas por Armando Polanco, coleccionista de antigüedades, y de unos cuantos álbumes familiares.El tema más representado en la exposición es el aspecto físico de la ciudad, de 1910 a 1950. Los fotógrafos, sobre todo José Miguel Alfonso y Daniel Camacho Ponce, retrataron los lugares públicos y las principales construcciones. Aparecen la plaza de Bolívar con su mercado en toldos y las calles con sus caños y muchachos de calzón corto de los primeros diez años del siglo. En la década del veinte enfocaron, entre otros temas, la flota de los Ford «tres patadas», el teatro Torres, el parque Murillo Toro, con sus verjas de hierro a lo europeo, y las fuentes de la plaza de Bolívar, con los tritones de mármol que fueron reemplazados hace diez años por unas esculturas de cemento que representan una paloma, símbolo de la paz, y una nota musical, alusiva a la vocación musical de la ciudad. De los años treinta están el batallón Bravos del Tolima y el cuartel del Regimiento durante el conflicto colombo-peruano. En los cuarenta, el parque Murillo Toro, ahora remodelado, tiene arbustos, flores, pabellón para las retretas dominicales, balaustradas, lámparas redondas, bancas y un pórtico de entrada.Aparece también un elemento que en los 125 años de vida de la ciudad se ha convertido en insólito punto de referencia que les da identidad a sus habitantes. Se trata de un árbol de mango sembrado en el parque Murillo Toro, frente a la gobernación, sitio que fuera escenario de paradas militares, desfiles y toda clase de celebraciones. Fue el único árbol del lugar que no sucumbió a la remodelación del parque y a la rectificación de la carrera 3a. Sin embargo, quedó sobre la vía, es decir, fuera del lugar para el urbanismo en boga. Pero, en el momento de cortarlo, una decidida movilización de los manguistas, que resultaron ser muchos, impidió que desapareciera.La literatura reciente del Tolima señala la importancia del tren en la vida de sus pueblos. La fotografía captó la solemnidad del momento, cuando al iniciarse enero de 1921 llega a Ibagué la primera locomotora. Entre el tumulto vestido de ruanas y pañolones encabezado por el general Pedro Nel Ospina y las autoridades civiles y eclesiásticas de la localidad, estuvo Daniel Camacho Ponce para registrar el acontecimiento. Volvería en 1928, cuando se construye la estación, y en varias otras oportunidades a captar escenas de los alrededores y, finalmente, su demolición en 1982. Cuenta que retrató la vida y muerte de la estación porque era un sitio de especial atractivo y significado en la vida de los ciudadanos de todas las capas sociales. Era el lugar de la expectativa, de los encuentros, de la alegría, del dolor, el paseadero de todos, donde había un surtido mercado de alimentos típicos como bizcochos, carne de cerdo salada, frutas, golosinas y otros productos de tierra caliente.Aparecen retratados los establecimientos educativos. El antiguo Colegio de San Simón, fundado en 1822 por Santander, la Escuela Agronómica de San Jorge, fundada en 1918 por la comunidad salesiana, «y el Conservatorio que se inició como ‘Academia de Música’ en 1893, establecimiento que dirigio el maestro Alberto Castilla, quien le da la organización de Conservatorio».
Vale recordar que desde 1886 Ibagué se conocía como la «ciudad musical de Colombia, a raíz de los comentarios del conde de Gaubriac, visitante francés a quien le llamaron mucho la atención las habilidades de los jóvenes de las familias más acaudaladas, lucidas en las tertulias o veladas familiares, entre declamaciones y refrescantes tragos de mistela. Años más tarde, en 1948, las Masas Corales del Conservatorio de Ibagué reciben la Cruz de Boyacá y al año siguiente realizan una exitosa gira a La Habana, viaje que registra García Márquez en sus primeras crónicas, continuaron haciendo giras por Europa y otros continentes. Y estaba además el espíritu folclórico más popular, expresado en las tradicionales fiestas, en especial las de San Juan, en la semana del 24 de junio, conocidas como Festival Folclórico desde 1959 organizado por Adriano Tribín y en decadencia durante los últimos diez años.Para ser la «ciudad musical», sorprende la escasez, en la colección de Daniel Camacho Ponce, de fotografías antiguas sobre este aspecto. Hasta ahora han aparecido una sola foto del Conservatorio, dos o tres de sus coros y algunos conjuntos musicales. Alusivas a la recreación, hay fotografías de las instalaciones de sitios como el quiosco de Belén, construido en 1926, o el club Baltasar, que fuera tan popular en la década del cuarenta con su circo de toros, instalaciones deportivas y pista de baile. No aparecen imágenes del Círculo Social, el primer club, fundado apenas hace cuarenta años, donde se jugaba al dominó y al parqués y se asistía a bailes de presentación en sociedad, ni de los primeros equipos y partidos de fútbol en los llanos de Belén o de las tardes en el hipódromo, o de las procesiones y celebraciones colectivas, temas que atrajeron tanto la atención de los fotógrafos en otras ciudades del país. Tampoco se conservan imágenes de los elegantes baños públicos en Las Brisas, situados a orillas de una quebrada en las afueras de la ciudad, ni de diversiones populares como el tejo, traído por los inmigrantes cundiboyacenses, ni testimonio gráfico de la violencia y la política, dos elementos claves en su historia localEn comparación con otras ciudades intermedias, unas más antiguas que otras, como Pasto, Cúcuta o Pereira, la documentación visual recogida hasta el momento en Ibagué no es muy abundante, tal vez a causa de que sólo en 1985 se inicia su recopilación por intermedio del Centro de Documentación Tolima de la Biblioteca Darío Echandía. Más que sus habitantes, la exposición destaca el paisaje urbano, el aspecto de la ciudad que se borró en nombre del progreso. Pero precisamente por lo escaso del material recopilado, son muy valiosos estos trozos de pasado que se conservaron y que se han podido reunir para esta exposición.1 Augusto Trujillo Muñoz, en Monografía del municipio de Ibagué, Dane, Bogotá, y Cámara de Comercio de Ibagué, 1983. pág. 19. (regresar1)2 Ibagué: Conflictos políticos de 1930 al 9 de abril, Bogotá, Centro Jorge Eliécer Gaitán, 1983, pág 11.3 Pasa de 10.346 habitantes en 1876 a 61.447 en 1938. —Ibagué 1550-1950, Ibagué, Editorial Antares, 1950.4 Pasa de 98.695 habitantes a 163.661 (Monografía del municipio de Ibagué).5 Ibagué 1550-1950, Ibagué, Editorial Antares, 1950.6 Ibíd7 Se pueden encontrar cuadros costumbristas en la literatura. Por ejemplo, en novelas como Los desheredados de Héctor Sánchez, que muestra cómo se vive en los pueblos del Tolima, la importancia del tren hasta 1960 y Otros asuntos. O en estampas como las de Eduardo Santa en La provincia perdida, que describe el parque, los bobos y el circo en provincia.Después de Daniel Camacho se instaló Foto Alfonso, de José Miguel Alfonso, músico del batallón Caldas, quien trabajó hasta los años cincuenta; Foto Rojas, que funcionó desde los años cuarenta hasta los sesenta, y Foto Aguiar, de Liborio Aguiar, poeta, maestro de escuela e inspector de educación venido de Purificación en la misma época.9 Héctor Villegas Villegas, Reseña histórica del Conservatorio de Música del Tolima. 1962, pág.3310 Se conocen registros gráficos de la violencia en la zona. Ver, por ejemplo, Cuando Colombia se desangró, estudio ilustrado de James Anderson, publicado recientemente por El Ancora Editores, y La violencia en Colombia, de Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umafía Luna.